Es una corriente de la psicología que nace en EEUU en la década de los
sesenta en el SXX en contraposición al conductismo y al psicoanálisis. Se puede
decir que se origina con las bases del psicoanálisis porque se fundamenta en la
filosofía humanista, pero la diferencia es que la psicología humanística integra
el cuerpo, pensamiento, emoción y espiritualidad. Podemos resumir en lo que dice Carl Rogers: convertirse en las propias potencialidades significa crecer e implica el coraje de sumergirse de lleno en el torrente de la vida.
Los planteamientos más importantes de esta corriente son: el ser humano sobrepasa la suma de sus capacidades, la persona se realiza dentro de un contexto humano, el ser humano posee conciencia, cada persona tiene la capacidad de elección y decisión ante la vida y la personalidad.